tag:blogger.com,1999:blog-22572615572128741332024-02-21T10:00:38.730-03:00El CorreveidileAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.comBlogger13125tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-9782082126076607912015-12-27T23:58:00.001-03:002015-12-27T23:59:01.760-03:00Balcón Francés<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaswu4klCiXgGsEwx8rh5XCgFlS9fwJf92QAlrkLOeC-bOA2JzE8DRgF9rSxSumarGBKX8SmqGmAHpl422qVIoeyYTWZXrSL17EjntUHjMECGsRwSdzOAxd9USdH2FNu67zkZEP9g43evT/s1600/20312912_1418499055_BalconLunaIMGP4596900px.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaswu4klCiXgGsEwx8rh5XCgFlS9fwJf92QAlrkLOeC-bOA2JzE8DRgF9rSxSumarGBKX8SmqGmAHpl422qVIoeyYTWZXrSL17EjntUHjMECGsRwSdzOAxd9USdH2FNu67zkZEP9g43evT/s200/20312912_1418499055_BalconLunaIMGP4596900px.JPG" width="200" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El balcón devuelve la imagen cuadriculada de la ciudad que se recorta al fondo, silenciosa y aturdida por la resaca navideña. En lo alto, la luna se vacía menguante. Observa y acompaña solemnemente mientras dibuja por la ventana abierta los estertores de una noche bucólica. La brisa es suave y fresca, y recuerda el aroma a pino de los muebles lustrados.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La lectura entra en pausa. Apuro el trago con restos de hielos desfallecientes y respiro profundo intentando llenarme del instante. La sutileza del momento dispara el mensaje atolondrado y urgente: “La noche no se merece otros ojos ni otros labios que no sean los tuyos”. El impulso no espera respuestas. Es declaración de principios, puesta en escena y nota principal. Sólo pretende permanecer y no diluirse en la borrasca del pasado.</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-39933869680952823832014-12-07T17:40:00.001-03:002014-12-07T18:16:40.399-03:00No Tengo Ganas De Escribir<h2>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDbzBpwNwrAUjTmZ-9mN66rlSGT1yPXkod9w41k0ja7vVDh-jMVxMTYKwkevUJQ2GgOJS6CUbrO2vFWWz8mBKUowCVODSzWEzNWqa5BGuhsFQ41Hh1Xav8z-IMKkuH9qn-T6bsFl9JQl75/s1600/Diario+de+un+Seductor+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDbzBpwNwrAUjTmZ-9mN66rlSGT1yPXkod9w41k0ja7vVDh-jMVxMTYKwkevUJQ2GgOJS6CUbrO2vFWWz8mBKUowCVODSzWEzNWqa5BGuhsFQ41Hh1Xav8z-IMKkuH9qn-T6bsFl9JQl75/s1600/Diario+de+un+Seductor+1.jpg" height="133" width="200" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;">No tengo ganas de escribir. Soy un renegado, un inadaptado, un cabrón. Lo acepto. No hay temor a la página en blanco ni miedo a la exposición. Simplemente, no hay ganas. “¿Y para qué vas al Taller?”, me preguntan haciendo un montoncito con los dedos. Porque me gusta escuchar y hablar de música. Tan simple y confuso como eso. ¿Acaso todo tiene que tener una explicación?</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;">Mi casa no fue pensada para el trabajo. Es un antro de ocio y relax. No hay mesa pero sí un sillón de más de dos metros. Un despropósito que enfrenta a una tele de 40 pulgadas estratégicamente colocada en un modular. La situación ideal para permanecer en estado larvario durante horas sin generar plusvalía para la sociedad. No hay Playstation. Sería el fin de todo contacto con la especie humana.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;">El estado general del departamento es de desorden ordenado. Resumiendo, un quilombo en el que uno sabe encontrar lo que busca. Ahora dicen que es propio de las mentes creativas. Yo lo relaciono más a las pendientes emocionales, esos momentos en los que todo me chupa un huevo. Pero el desorden conspira, confunde, marea. Todo es caos. Y las palabras se atragantan. Temen poner en evidencia el estado de confusión o de eterna adolescencia.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;">¡Surge una idea! Pero primero hay que limpiar y acomodar un poco. Me encargo de barrer mi propia mugre, de lavar mi ropa y de pasar el Blem por las estanterías que sostienen mis discos tan preciados. La tarea demanda horas, a veces más de un día. Podría pagarle a alguien para que lo haga. Pero no. Necesito ser yo quien resetee la máquina, quien origine ese nuevo comienzo esperanzador. Es como pasar de un disco de los Foo Fighters al palo, a uno de Joao Gilberto, dulce y armonioso. Quizás se trate tan solo de dos mundos que conviven y pujan por permanecer. Dos estadios necesarios para sentirme vivo, presente, con cosas por hacer.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;">Auto-psicoanalizado, prendo la pc para descargar algún disco en alta definición (mi nuevo desvarío gourmet) y observar las últimas novedades de Facebook. Abundan las selfies y las pelotudeces varias. Último momento: Julia en cama con dolores en la espalda. No se puede mover. Parece que el Rock & Roll le pasó factura. Se suspende el taller. ¡Vamos carajo! Una semana más para ponerme las pilas y hacer algo decente, y que mis compañeras dejen de preguntarse “¿y este pelotudo a que viene?”.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; font-weight: normal;">Ahora el orden me reprime. Me pongo meloso y conservador. Soy el tipo más histérico del mundo. Casi una mina. Un espiral lleno de vueltas, de infinitas vueltas. Mientras observo en mute los goles de Huracán y registro la calidez de Bob Dylan a mis casi 40 (algunas cosas se empiezan a apreciar de más grande), un oscuro vórtice me chupa y me lleva hacia la nada. Pronto vuelvo a descubrir que no tengo ganas de escribir. Y no hay temor a la página en blanco ni miedo a la exposición. Simplemente no hay ganas.</span></div>
</h2>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-41067476907200795842014-07-21T18:26:00.000-03:002014-12-07T17:53:07.110-03:00(Re) Unión<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidZBk_7WFUjEPhP-s52Q-skqfdllgWy8ziuIldtyPEscsGdfkq3FpRYiM8ckxkKgaYltT_GjW1lCKmyt_l59_hU5ykvr1CKdnby_0ZLQ9cdYJv3UExN0a1mY1aXAQKwof3tD7lTm4Y2h8_/s1600/wedding_in_the_Hamptons.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidZBk_7WFUjEPhP-s52Q-skqfdllgWy8ziuIldtyPEscsGdfkq3FpRYiM8ckxkKgaYltT_GjW1lCKmyt_l59_hU5ykvr1CKdnby_0ZLQ9cdYJv3UExN0a1mY1aXAQKwof3tD7lTm4Y2h8_/s1600/wedding_in_the_Hamptons.jpg" height="141" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Millones
de fanáticos alrededor del mundo ignoraban que un casamiento serviría de excusa
para que se volvieran a ver las caras. Habían pasado años de disputas legales y
verbales a través de los medios. Decenas de amigos y conocidos se fueron alejando
por miedo a quedar en medio de la batalla y ser alcanzados por las esquirlas.
Seres humanos cruzando límites de los que es imposible volver. Cosas que,
muchas veces, sólo el dinero es capaz de arreglar.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Micky
había decidido coronar una relación de más de diez años con Sarah con una boda
por demás particular. Técnico de guitarras de los Guns N’ Roses, amigo de todos,
se había convertido en poco más que el ladero incondicional de Slash en la
banda. Era su confidente y el que estaba siempre presente para rescatarlo en
las noches de borracheras y drogas. Una anécdota cuenta que Micky tuvo que
trompearse con un travesti <i>cafishio</i>,
que le sacaba dos cabezas, y que pretendía cobrarse los servicios que sus putas
la habían dado al guitarrista accediéndolo carnalmente. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Slash
lo adoraba. Era una especie de hermano menor, alguien a quien consideraba
cercano, con gustos similares y una pasión desmedida por la música. Él hubiera
pretendido cuidarlo y guiarlo, pero lo cierto es que de los dos era el eslabón
débil de la cadena. Detrás de la apariencia de rockstar que todo lo podía había
un tipo por demás frágil, en ocasiones temeroso al éxito e inseguro con sus habilidades.
Por todo esto, Micky fue un puntal. Algo más que un asistente.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Con
Sarah se conocieron en una de las giras de la banda cuando, en un afán de
pretensión y grandiosidad, incorporaron músicos de orquesta para tocar en vivo
uno de los éxitos más grandes del grupo: <i>November
Rain</i>. Violinista de la Filarmónica de Nueva York y con una exigente
formación clásica en la Escuela Juilliard, Sarah menospreciaba la música de los
Guns pero la plata que le habían ofrecido por veinte conciertos a lo largo y
ancho de los Estados Unidos sólo la podría ganar con un año entero de trabajo
en la Filarmónica. En el fondo era excitante ser parte de una maquinaria tan
grande, algo que habitualmente no sucedía con músicos de su tipo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Aquella
temporada viajó durante dos meses junto al grupo por ciudades como Phoenix, Las
Vegas, San Francisco, Los Ángeles, Chicago, Miami, Mineápolis y Seattle. Tiempo
suficiente para compartir aventuras y que naciera el amor con Micky. En el
medio del bullicio, las más de 50 toneladas de equipos y escenario, los cambios
permanentes de hotel y ciudad, y la atención dedicada y obsesiva de los <i>paparazzis</i>, ellos lograron una conexión
profunda que parecía abstraerlos de todo lo que los rodeaba. La relación fue
auspiciada y alentada por todos. El único que siempre pareció ajeno y distante
fue Axl. Micky, sobrino segundo, había entrado a los Guns de su mano. El líder
de la banda ya había soportado su cercanía con Slash pero no estaba dispuesto a
aguantar esta nueva “distracción”.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sarah
lo odiaba con especial ahínco. Las veleidades de divo del cantante eran más de
lo que podía tolerar. Solía criticar desde su forma de caminar o vestirse hasta
sus excéntricos pedidos de catering. Muchas veces entraba a hurtadillas en el
camarín para robarle las botellas de Evian o dar cuenta de los bocaditos de
salmón rosado o de panceta ahumada. De Slash, al menos, respetaba su
virtuosismo con el instrumento, sus momentos de introspección y que fuera casi
un hermano de Micky.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Esa
relación tan sólida y especial fue la que le terminó dando el marco al
casamiento de Micky y Sarah: The Hamptons Beach, Long Island, la casa de
veraneo del ex guitarrista de los Guns N’ Roses. También se terminaría
convirtiendo en la excusa perfecta para que Axl y Slash se volvieran a ver las
caras, muy a pesar de ellos. Sólo por amor a Micky.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Como
toda estrella que se precie, Axl llegó tarde, en una limousine blanca y
escoltado por un equipo de seguridad compuesto por dos motos Harley Davidson y
un Jaguar último modelo. Cuando los gorilas que lo protegían abrieron la puerta
de la <i>limo</i> se lo vio asomar
completamente de blanco, con un sombrero de ala ancha; frac, chaleco, camisa y
pantalón al tono; un pañuelo de seda italiana color gris con líneas negras; y
botas de cuero de víbora verde oscuro. Se incorporó ayudado por un bastón de
marfil con incrustaciones de oro. De su boca pendía un habano humeante que le
ayudaba a dibujar una mueca de autosuficiencia exuberante. Nadie salió a su
encuentro. Solo, se fue mezclando entre los invitados, intercalando breves
saludos, percibiendo la tensión del momento.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En
los jardines que rodeaban la casa con el césped prolijamente cortado y
enmarcados por flores y árboles autóctonos, los invitados participaban de
animadas charlas y disfrutaban del cocktail de recepción: bocadillos compuestos
por canapés de salmón ahumado y caviar, brochetas de pollo a la miel, y
tradicionales piezas de sushi como el <i>Roll</i>
o el <i>Sashimi;</i> todo regado por
botellas de champagne Krug, vino tinto Barolo del Piamonte italiano, o cerveza
Grolsh para los más sedientos. Como cortesía de la casa, Slash se acercaba a
los distintos grupos ofreciendo cigarros Cohiba Espléndidos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT4X4hadRnRQ8u8FSUmMT3ZO4kcpximV2XhbXQh_K6gzc8p-nJ8Pzp-4CPY1EtBBX0Gc2DSEn3thyZc9jd8UOkPzC0zL8v9O8d8rQ90kLjcNURLXoxBzi-v9mbcPcVZXVg3YYy2rSwXVpQ/s1600/hamptons-casa-1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT4X4hadRnRQ8u8FSUmMT3ZO4kcpximV2XhbXQh_K6gzc8p-nJ8Pzp-4CPY1EtBBX0Gc2DSEn3thyZc9jd8UOkPzC0zL8v9O8d8rQ90kLjcNURLXoxBzi-v9mbcPcVZXVg3YYy2rSwXVpQ/s1600/hamptons-casa-1.jpg" height="150" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La
casa que había adquirido junto a su esposa Perla Ferrar era una maravillosa
expresión del modernismo resuelta en una sola y amplia planta en forma de L.
Los exteriores, completamente vidriados, no solo permitían husmear en la
intimidad de la vida de una estrella de Rock sino que también brindaban un
contacto cercano y directo con el entorno. Tanto la cocina como las dos salas
de estar, a distintos niveles, permitían observar a lo lejos la presencia
imponente del mar. Lo mismo sucedía con la habitación principal, ubicada en el
entrepiso: pequeña pero acogedora y con el espectáculo de la naturaleza a los
pies. El lugar contaba con su propia salida privada a la playa, además de
piscina, gimnasio y una sala de cine. El anexo para huéspedes, que se había
agregado recientemente, permitía cumplir el sueño de la pareja de tener su casa
llena de amigos y familiares durante la temporada estival. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Luego
de que un grupo de empleados acomodara unas plataformas para que los invitados
dejaran su calzado, se invitó a los asistentes a desandar el serpenteante
sendero de madera recién lustrada que desembocaba en la playa. Allí se
amontonaban un conjunto de sillas plegables de metal formando un círculo. En el
medio, una alfombra persa de extraordinaria calidad y dos mullidos almohadones
con corazones flechados por guitarras, completaban la escena. A un costado de
la rueda, una pequeña mesa blanca sostenía un tintero y un pergamino que se
batía suavemente al ritmo de la brisa marina.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Una
vez que los invitados ocuparon sus respectivos lugares, los novios entraron de
la mano y se ubicaron sobre la alfombra. Tras mirarse tierna y profundamente
durante unos segundos y con el aplauso de los asistentes como banda de sonido,
se sentaron uno frente al otro sobre los almohadones, con las piernas cruzadas,
y simplemente se dedicaron a observarse con detenimiento, acariciarse y
sonreírse en el más absoluto silencio.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Estábamos
presenciando una boda al estilo cuáquero.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En Inglaterra a finales de los años 1640, después de la
Guerra Civil Inglesa, surgieron muchos grupos cristianos disidentes. Un joven
llamado George Fox no estaba satisfecho con las enseñanzas de la Iglesia de
Inglaterra y se convenció de que era posible tener una experiencia directa de
Cristo sin la ayuda de un clero ordenado. El tema central de su mensaje del
Evangelio era que Cristo había venido a enseñar a su pueblo. Se hicieron
conocidos en los Estados Unidos, entre otras cosas, por su activa participación
en la abolición de la esclavitud.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los
Quakers tienen diversas creencias teológicas y en sus reuniones, generalmente,
no hay oficiantes. Todos observan y acompañan en silencio hasta que uno de los
participantes sienta que Dios se quiere manifestar verbalmente a través suyo.
Entonces, debe ponerse de pie y compartir el mensaje hablado delante de los
demás. A veces una reunión puede resultar totalmente silenciosa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La introspección y quietud
del momento incomodó a varios. No suele ser una práctica humana habitual. Pero
a medida que fueron pasando los minutos, la intimidad cómplice de la pareja se
fue trasladando a los invitados haciendo todo aún más conmovedor. Como si
faltara algo, la madre de Micky se paró para decir unas palabras impelida por
la presencia del Señor pero solo logró romper en un llanto profundo y emotivo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Minutos más tarde el
“iluminado” resultó ser nada más ni nada menos que Axl. Descalzo y con su
pantalón arremangado, se paró, ya despojado de sus adornos de artificio y con
vos temblorosa expresó:<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">“Sé
mis alas en la tempestad<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">o
el fruto que se deshace en mi boca,<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">la
razón que silencia mis deseos suicidas,<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">el
resplandor en el agobio de la derrota.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Seré
la salvia de tus temblorosas curvas<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">y
el vino de estío que tiña tu boca,<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">o
un anillo de fuego que te proteja<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">de
la inmortalidad de tus penas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Desgarra
mi alma si fuera necesario<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">pero
por favor, nunca me faltes.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sólo
quiero decir: perdón.”<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Bastaron
45 minutos de silencio apenas interrumpidos por el rugido del mar, el graznido
de las gaviotas, el poema de Axl y el llanto de una madre abnegada, para que
Micky y Sarah estuvieran por fin unidos por el resto de sus vidas. Los invitados,
incluidos los más pequeños, comenzaron a firmar el certificado de matrimonio
como registro de lo presenciado mientras se confundían en besos prolongados y
abrazos efusivos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El
impacto de la ceremonia fue tan profundo que cuando Slash se acercó a Axl nadie
temió que algo malo pudiera suceder. Todo el mundo comenzó a observar la escena
de reojo como si no se quisieran entrometer entre esos dos hombres que hacía
años se debían un dialogo sincero y sin rodeos. Cruzaron algunas palabras de
ocasión y se fueron alejando del grupo rumbo al mar. Mojaron sus pies y
empezaron a recorrer la orilla alejándose rumbo al ocaso. El atardecer de
aquella bucólica tarde marcaba el fin de una etapa y el comienzo de una nueva,
juntos o separados, pero con las heridas restañadas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Esa
conversación, caliente y en carne viva, dispararía consecuencias impensadas.
¿Podrían limar asperezas y volver a conformar un bloque sólido? ¿Era posible
aún componer con el tipo al que se defenestró durante años? ¿Realmente trataron
en esa caminata la posibilidad de reunir a la banda o solo fue una conversación
de dos viejos amigos en la que Axl confesaría que la mujer que se acababa de
casar esperaba un hijo suyo?</span><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-824081766938778492014-04-30T18:00:00.000-03:002014-05-10T14:48:44.725-03:00Mala Vibra<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOTEvPBG2bpGEdfuahw1dMTTOkPhiZqxYLsDEltNJwYPZDuUc0E9tzgipeqmUfilYeHF0LfiMkIXQbZT5AWq1ljPcuyPRCn2ZyEWEamVyLq4iMgVs56E_OQcCMyGd_i10k03G61H7nxMhw/s1600/axlfat1-262x3001.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOTEvPBG2bpGEdfuahw1dMTTOkPhiZqxYLsDEltNJwYPZDuUc0E9tzgipeqmUfilYeHF0LfiMkIXQbZT5AWq1ljPcuyPRCn2ZyEWEamVyLq4iMgVs56E_OQcCMyGd_i10k03G61H7nxMhw/s1600/axlfat1-262x3001.jpg" height="200" width="174" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La noche
es insoportablemente calurosa. La ropa se adhiere al cuerpo como si se tratara
de un molesto tatuaje. La humedad de Buenos Aires hace que todo sea un poco
peor. Cosas tan simples como hablar producen un profundo fastidio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El antro
rockero al que asisto con un grupo de amigos queda en un punto de difícil
acceso. La estructura es llamativamente baja y la iluminación pobre. Las
entradas y las salidas están mal señalizadas. No hay razones para que exista ni
para que nosotros estemos allí. Sin embargo, está repleto de entusiastas fans
de la música dispuestos a pasar una noche de padecimiento en ese baño turco
musical. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Apenas traspasamos
la puerta se hace presente ante nosotros ese monstruo invisible que se adueña
de todo local nocturno. Su presencia se personifica a través del olor
inconfundible, mezcla de humo de cigarrillo y humedad, que parece adherido a
las paredes del lugar desde tiempos inmemoriales. Con el paso de los minutos,
se apropia de las papilas gustativas y todo sabe a él: la comida, la bebida y
hasta los labios de la acompañante de ocasión. Es como una nube tóxica
permanente, con domicilio fijo en cada pocilga de la ciudad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El piso
está mojado. No sé si producto de las condiciones climáticas reinantes o porque
estamos a punto de hundirnos en un río de orina y excrementos. Los baños están
señalizados por dos luces rojas. Hay más posibilidades de encontrar allí escaleras
que conduzcan, sin demoras, al infierno que santuarios que inviten a la
meditación y al devenir natural del ser humano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La escenografía
apocalíptica la completa la barra llena, paradójicamente, de botellas vacías.
“Solo vamos a poder compartir las penas porque ya se escabiaron todo” me apunta
con guiño cómplice un rockero experimentado. De unos tachos blancos con
carteles que dicen Pinturas Loxon extraen botellitas de cerveza La Diosa. Otro
empleado las reparte directamente del cajón mientras cuenta alegremente que el
motor del freezer está roto. No hay frío. Es el fin.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Me
pregunto qué es lo que sigue. ¿Un par de imitadores de Milli Vanilli haciendo
playback? ¿Un video sobre la gira norteamericana de Kenny G en 1994? ¿O el
álbum de fotos íntimas, sin retoque digital, de Lady Gaga?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mientras
evaluaba en forma sesuda si es que ya estaba próximo el fin de la civilización,
tal cual la conocemos, tuve un cruce de miradas que me dejó agitado y perplejo.
Ella estaba sentada en un taburete, acodada en la barra, regalándonos su
maravillosa presencia en ese lugar indigno. Observaba todo con detenimiento
como si buscase comprender de qué estaba hecha la naturaleza humana. O ese
grupo de desdichados que nos reuníamos allí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sus
borceguíes negros de hebillas doradas coronaban las piernas largas y marcadas,
enfundadas en unas calzas negras que parecían pintadas. Allí no había pliegues
ni otros elementos que sobresalieran. El calzado era lo suficientemente potente
como para pisar cualquier renacuajo de los que pululaban en el lugar. La musculosa
blanca de División Miami mostraba la imagen de Don Johnson y Phillip Michael
Thomas sentados sobre el capot de su Ferrari Testarossa blanca. Un clásico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los
detalles no dejaban de impactarme. Cinturón negro con tachas cayendo en forma
oblicua; pelo lacio negro azabache cubriendo tres cuartos de la espalda; flequillo
largo en danza permanente con sus pestañas; piel sin tatuajes a la vista;
perfume imposible de oler desde mi posición, pero lo imaginé sensual y
apasionado. Con notas amaderadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">“Tiene
extensiones” me aporta en forma desinteresada mi amiga Johanna. Realmente no me
importaba si hablaba de corrido, si sabía dónde nació el Papa o en qué banda
tocaba Mick Jagger. No tenía intenciones de tratar con ella temas que me
desvelaban como la narrativa circular de Borges o la importancia del agua en la
navegación. Era tan solo un momento de deleite visual. Ella y yo, descontextualizados.
Elevados, por obra y gracia de la imaginación, de la turba sudorosa y apiñada
que nos rodeaba. Solos los dos, en busca de auténtica y genuina conexión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El momento
de ensoñación es interrumpido abruptamente. En el escenario, una banda comete el
desatino de hacer covers de los Guns N’ Roses. Se llaman Pistolas & Rosas.
Un canto a la originalidad. Hay que reconocerles que tienen la disciplina de
arruinar lo bueno y lo malo. No todos son capaces de lograrlo. Se requiere
constancia, falta de sentido estético y una profunda confusión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El pseudo
Axl grita como si estuviera herido de bala. Me recuerda a una vecina, la del
piso de abajo. “Todos los problemas empezaron cuando viniste vos”, me dijo una
vez. Vieja chota. La injusta asociación me hace odiar al cantante que al menos
se esfuerza por bambolear su anatomía, con forma de paquete de yerba, con
cierta gracia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sin
embargo, el trabajo más difícil parece ser el del guitarrista. Entre el
sombrero de copa alta que tambalea en su cabeza, las gafas oscuras que
imposibilitan la visión y el cigarrillo ¿electrónico? en sus labios, está al
borde del colapso. “Quiere dejar de fumar”, me avisan como si fuera importante.
El pantalón vinílico negro que luce se empeña en darle un toque dantesco a la
escena. Entre acorde y acorde lleva la mano derecha a su trasero en un gesto
más típico de Rafael Nadal que del mítico Slash. Lo que tiene que tocar se
convierte en un acertijo de difícil solución. Estamos, probablemente, ante el
primer malabarista que ha dado el rock.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Ella sigue
la escena con simpatía. Mueve la cabecita y el pie derecho siguiendo el ritmo
que impone el baterista que, como si fuera un oficinista un lunes a las 8 de la
mañana, no hace ni una mueca. Sabemos que está vivo por razones obvias. Pero
tranquilamente podría tratarse del artilugio de un excelso titiritero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El
cantante mira al batero en el afán de cerrar el tema con un salto final.
Descoordinado, termina corrigiendo su falta de tiempo y distancia con una
especie de malambo norteño. Lo telúrico se da cita en una noche que será por
demás memorable. El show parece terminar. Con nosotros acabaron hace rato.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Azorado
observo como ella corre hacia sus brazos. Si, ¡¡¡a los del cantante!!! Lo besa
apasionadamente, pasando su mano derecha por la nuca de él, como para
asegurarse que no se escape. No hay ley del embudo que explique lo que pasa. Mi
sorpresa es tan grande que no puedo ni indignarme. Como dice un amigo de la
infancia amante de los vinilos, se me rayó el disco.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Escapo del
lugar rememorando mis legendarios movimientos de puntero derecho. En este caso
la cancha no tiene límites. El objetivo es la salida en busca de un poco de
aire puro que permita aclarar los pensamientos. En la puerta, un pibe revuelve
un contenedor de basura enfundado en una remera de los Pixies. Está pintada a
mano. Hacía tiempo que buscaba una sin éxito. La curiosidad me lleva a
interpelarlo. “Soy de Piscis, gato” recibo como toda respuesta. En cuatro patas
emprendo la retirada, con la cola entre las piernas y sin afilar las garras. Parece
que la noche va a ser interminable. La mala onda suele transformarse en el
pavimento de un camino lleno de acechanzas.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-63833697081861411862014-04-26T12:30:00.000-03:002014-04-28T23:28:45.038-03:00Inmersión<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
<h2 style="text-align: left;">
<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<h2 style="text-align: left;">
<span style="font-size: 10pt;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">PARTE I: DE NIÑO A PREADOLESCENTE</span></span></h2>
</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBJwH0R0k20xGvkCQcNMV1qfqjV4M8IHQkpt1OU9G9MVbidaFC1jRSllpbLPo0OgB879aXi0CWKVdbBgl0ijIy9IgFPYfg7Fz44ThD0MYgFq2t2greiKTAfgYYT6jwiJeCzM3No9hTfPsR/s1600/stereo_cassettenspieler_d6606_964431.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBJwH0R0k20xGvkCQcNMV1qfqjV4M8IHQkpt1OU9G9MVbidaFC1jRSllpbLPo0OgB879aXi0CWKVdbBgl0ijIy9IgFPYfg7Fz44ThD0MYgFq2t2greiKTAfgYYT6jwiJeCzM3No9hTfPsR/s1600/stereo_cassettenspieler_d6606_964431.jpg" height="166" width="200" /></a></div>
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>“Manuelita vivía en
Pehuajó<o:p></o:p></i></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>pero un día se marchó.<o:p></o:p></i></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Nadie supo bien porqué<o:p></o:p></i></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>a París ella se fue”.</i><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El tocadisco repetía una y
otra vez la sentencia como si se tratase de una frase premonitoria de María
Elena Walsh. Años después de la grabación partiría hacia el exilio como otros
tantos. Muchos decían no saber bien por qué. Por aquel entonces, y gracias a
ella, llegaría mi primer gran suceso actoral: el doctor que arribaba en su
cuatrimotor para vacunar y terminar, de esa forma, con las brujerías del
brujito de Gulubú.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Por aquel sonoro artefacto
desfilaban también un tal Henry Mancini y la música de la Pantera Rosa; Les
Luthiers, un grupo de humoristas argentinos que utilizaban extraños
instrumentos; y The Beatles, cuatro pibes con corte taza, como Carlitos Balá,
que hacían mover a mi madre su cabeza de lado a lado y pronunciar extrañas
estrofas en un idioma inentendible.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Eran tiempos de Fórmula 1
y Club Argentino de Pilotos los domingos por la mañana; de fútbol reñido y
apasionado entre primos, por la tarde, en la canchita de alquitrán de la casa
de los abuelos; de salidas a la plaza con el triciclo y las bicicletas Legnano;
de vueltas en la calesita ansiando la esquiva sortija. Las despedidas se
repetían una y otra vez inexorablemente: partíamos con las manos llenas de
caramelos Sugus. Había que garantizar un dulce final de jornada.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidm3xff2Zr8sEW-7FSHKhOPDlwT1CV6MZMR-ZLC0LL0826DNkd4iXW8rPIsqbI4qEIsJrHyKokIltEdkLPot2w7bMxJqy7W7SBSVppmwEnnFN8syNX8OVaaTJdfgLvGXRNh_s4MLhqx8Qs/s1600/fm-usa-vol-6-winter-86-lp-interpretes-varios-4023-MLA116146656_9201-F.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidm3xff2Zr8sEW-7FSHKhOPDlwT1CV6MZMR-ZLC0LL0826DNkd4iXW8rPIsqbI4qEIsJrHyKokIltEdkLPot2w7bMxJqy7W7SBSVppmwEnnFN8syNX8OVaaTJdfgLvGXRNh_s4MLhqx8Qs/s1600/fm-usa-vol-6-winter-86-lp-interpretes-varios-4023-MLA116146656_9201-F.jpg" height="185" width="200" /></a><span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los intereses por entonces
eran diversos y la televisión hacía su aporte a través de series como El
Increíble Hulk, la Isla de Guilligan o Petrocelli, un abogado que vivía en una
casa rodante porque tenía su hogar siempre a medio construir. Mi padre mechaba
esas historias con las suyas: la de la nueva moto con cenicero; la del
paralítico que se fugó de una cárcel con un pelado con trenzas; o la de “Unidos
Venceremos Desparramados que Haremos”, su equipo de fútbol que militaba en la
Primera Z.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En eso estaba, un mediodía
otoñal cualquiera de aquella Argentina vuelta a la democracia. El patio del
colegio José Evaristo Uriburu en Parque Centenario estaba vacío. Sobre una de
las gradas móviles, Gustavo lucía ausente con un extraño adminículo en sus
manos y cubriendo sus orejas. Bastó que me acercara para invitarme a tomar
asiento y pasarme el artefacto. Apenas apretó play, giré mi cabeza en todas las
direcciones posibles. La música parecía venir de distintas partes y sonaba como
nunca antes la había escuchado. Ese día conocí el walkman y ya nada volvió a
ser igual.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mi entrada al mundo del
rock fue como traspasar un portal mágico donde las sorpresas me aguardarían sin
solución de continuidad. Era hora de abandonar a Margarito Tereré, Pelotín y
Goma Goma para abrazar una instancia sónica superior. En esa transición, llegó
la mudanza y el cambio de colegio. Caballito. Distrito Escolar 8. Escuela 11
“Marcelo T. de Alvear”. Un hito clave en mi primaria formación musical.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh79FkN_-JJeo2rZL8Do6oDAbZPDS6jr9PlIi0Q-OkSrQBb3tlfMQbmcuo0CWyHdmiTYN3dTCxe10o5mcVFwQ1ru0YCvYZaSk04zEsWnqxwXPvmw9fTEt7rFFIR5YKF9yNNKbWWfFYaYAPP/s1600/escuela.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh79FkN_-JJeo2rZL8Do6oDAbZPDS6jr9PlIi0Q-OkSrQBb3tlfMQbmcuo0CWyHdmiTYN3dTCxe10o5mcVFwQ1ru0YCvYZaSk04zEsWnqxwXPvmw9fTEt7rFFIR5YKF9yNNKbWWfFYaYAPP/s1600/escuela.gif" height="120" width="200" /></a><span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La música llegaba tarde.
Los discos nuevos arribaban al país con seis meses de demora. Al menos eso es
lo que repetíamos, con cierto fastidio y resignación, por ese mundo que se nos
ocultaba deliberadamente y del que ignorábamos muchas cosas. Entre caramelos
bolones, juguitos Naranjú y piruetas con el yo-yo descubríamos los éxitos
comerciales de entonces.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La radio hacía su aporte
pero la clave de todo era la manera multidireccional en que circulaba y se
compartía la música: chicos con chicos, maestros con chicos y viceversa. Y por
supuesto, hermanos mayores. Personajes claves, si los hay, en el devenir de
cualquier melómano. Nuestro <i>Sensei</i>
era el hermano de mi amigo Lucas, a quien nunca conocí y que, al día de hoy,
ignora el invalorable aporte que realizó a aquel grupo de curiosos púberes.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Lucas y yo éramos dos
esmirriados peronistas en territorio saturado de radicales. Cantábamos la
marchita con gesto provocador, casi revolucionario, ante la mirada altanera y
condescendiente de los demás. ¡¡¡Eso era rock!!! Volvíamos a casa pateando las
latitas que encerraban nuestras frustraciones amorosas, repasando las últimas
novedades musicales que sacudían nuestras pequeñas existencias. Siempre aparecía
un artista al que valía la pena prestarle atención.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDQ42Aq1kkTbg9Nzy60ktS8myoVAPLTFMMtRS3R8FxFY9VGYOoh6oQySICHZExst8Iy4oHi8SfT20AZR7amZxjEQbXywwDgFTiWnUYgzP-fXqJBje5CKkXs-q5AO3Xz_M3jR8Cj2lVRuev/s1600/01342B.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDQ42Aq1kkTbg9Nzy60ktS8myoVAPLTFMMtRS3R8FxFY9VGYOoh6oQySICHZExst8Iy4oHi8SfT20AZR7amZxjEQbXywwDgFTiWnUYgzP-fXqJBje5CKkXs-q5AO3Xz_M3jR8Cj2lVRuev/s1600/01342B.jpg" height="200" width="141" /></a><span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">De la mano del <i>Sensei</i> pasamos del pop bailable de
Madonna en <i>True Blue</i> y Michael
Jackson en <i>Thriller</i> a los oscuros
devaneos de Robert Smith, el poeta torturado de The Cure, en una de sus obras
fundamentales: <i>The Head On The Door</i>.
Desde Irlanda nos llegaba U2 con <i>The
Joshua Tree</i>, el disco que los terminaría de consagrar a nivel mundial. Por
su parte, Phil Collins se consumía tanto solo como acompañado. <i>No Jacket Required</i> y la mano verde de <i>Invisible Touch</i>, con Génesis, dan
testimonio de ello.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Más tarde descubriríamos
las huellas del sufrimiento y el dolor en Cindy Lauper con <i>True Colors</i> o en Tina Turner con <i>Break Every Rule</i>. La cuenta regresiva para la explosión del soft
metal se aceleraría con los suecos Europe y <i>The
Final Countdown,</i> y los norteamericanos Bon Jovi y <i>Slippery When Wet</i>. Mientras tanto, a nivel local, Virus y Soda
Stereo inauguraban la etapa Pop del Rock Nacional y lograban la definitiva
aceptación con sus trabajos <i>Agujero
Interior</i> y <i>Nada Personal</i>,
respectivamente. Por su parte, Raúl Porchetto le “vendía” su arte a una empresa
de cigarrillos con su sencillo <i>Bailando
En La Vereda</i>, lo que dispararía las ventas del disco <i>Día y Noche</i>. En la música, algunas cosas estaban empezando a
cambiar.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El <i>Sensei</i> detestaba los compilados. Decía que mutilaban la obra de los
artistas. Por aquel entonces seguía muy presente la idea del disco conceptual,
de una unidad de criterio de principio a fin para constituir una obra en su
conjunto. Sin embargo, el compilado era tentador: la forma más económica de
reunir varios artistas de un solo golpe. Así llegó a mis manos FM USA vol. 6
con éxitos como <i>Say You, Say Me,</i> de
Lionel Richie; <i>Don't You (Forget About Me)</i>, de Simple Minds; o <i>There Must Be
An Angel (Playing With My Heart),</i> de Eurythmics, claramente uno de mis
favoritos. Pero un rumor se extendía como una mancha negra: las versiones no
eran las originales. FM USA sería condenado a pasar el resto de sus días en
algún oscuro cajón de mi cuarto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR7jjyrR2xTZLJ7pvzmX-SGkOpubkSJSBsjoNrjMy6cfEVurM-h1gWbDl0LBHn9GATuS6W5jMrtGjfpwcWHsy5aHzQStInbIWPI9rzvY77nkkHQ4m2-4eEY5bWrXliXbE9UvPvCP2ZWdNZ/s1600/terere.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR7jjyrR2xTZLJ7pvzmX-SGkOpubkSJSBsjoNrjMy6cfEVurM-h1gWbDl0LBHn9GATuS6W5jMrtGjfpwcWHsy5aHzQStInbIWPI9rzvY77nkkHQ4m2-4eEY5bWrXliXbE9UvPvCP2ZWdNZ/s1600/terere.jpg" height="200" width="151" /></a><span style="font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los <i>Asaltos</i> tenían una acepción distinta a la que reina hoy en día. La
música era la única que se robaba el protagonismo. Las chicas llevaban lo dulce
y lo varones lo salado. O también las bebidas como la Tab o la naranja Crush.
El climax llegaba al momento de los lentos. Era la única oportunidad de
acercarse a menos de un metro de la chica que te gustaba quien imponía una
rígida distancia reglamentaria, con los brazos rectos y las manos sobre los
hombros, en actitud más de freno que de descanso. Cuando sonaba <i>Into Deep</i> de Génesis o <i>Every Time You Go Away</i> de Paul Young
buscaba a Carolina, la que me quitaba el sueño, para volver a sentir que todo
era posible. La llegada a mi casa del órgano Casio, con sus ritmos prefijados,
me permitió exorcizar los demonios y dedicarle mis primeros versos. Las letras
hablaban de un niño apesadumbrado por los escollos del amor revolviendo un vaso
de whisky <i>on the rocks</i> para aliviar
sus penas.<o:p></o:p></span></span></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; font-size: 10pt;"><i>“Di adiós en una noche como ésta</i></span><span style="font-size: 10pt;"><i><br /><span style="background: white;">aunque sea lo último que hagamos.</span><br />
<span style="background: white;">Nunca te habías visto tan perdida,</span><br /><span style="background: white;">a veces ni siquiera pareces tú.</span><br />
<span style="background: white;">Se hace oscuro,</span><br /><span style="background: white;">más oscuro aún.</span><br />
<span style="background: white;">Por favor quédate.</span><br />
<span style="background: white;">Pero te veo como petrificada,</span></i></span></span></span><br />
<span style="font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: 10pt;"><span style="background: white;"><i>mientras te alejas...”</i><o:p></o:p></span></span></span></span></div>
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<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhawc8OMRcksDz3X-CzytULL6l21nKWxO0dJwWWmroLyIbBOac9xAdjk7sbXc-xwfV16smlkn4Tpi6dmgfcOPf4tKBRvRYj7sdndxV-DJD6XJoqvGbGGY_aSAdjHTSmNluF9WZ47AHYIOOY/s1600/PA0211-533_lg.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhawc8OMRcksDz3X-CzytULL6l21nKWxO0dJwWWmroLyIbBOac9xAdjk7sbXc-xwfV16smlkn4Tpi6dmgfcOPf4tKBRvRYj7sdndxV-DJD6XJoqvGbGGY_aSAdjHTSmNluF9WZ47AHYIOOY/s1600/PA0211-533_lg.jpeg" height="200" width="198" /></a></div>
<i><span style="background-color: white; font-size: 10pt; font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A
Night Like These</span></span></i><span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; font-size: 10pt;"><span style="font-weight: normal;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> de The Cure se apropia de las ondas
sonoras de mi habitación. Recostado en mi cama observo en detalle la tapa del
disco <i>Like A Virgin</i> de Madonna.
Enfundada en un vestido blanco de encaje me mira en actitud <i>punky</i> y lasciva, como invitándome a algo
que no sabía bien qué era pero que por alguna razón intuía. Como los reptiles
empezaba a cambiar la piel. Una noche como ésa.</span></span><o:p></o:p></span></div>
</h2>
</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-43510787610413176212009-09-28T14:37:00.007-03:002009-09-28T14:51:02.574-03:00Camino de Imágenes<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTyUKUuKELjLbwU1V2aa1JcfApm7fxXcCRRyX6eMDtqu38xS57iLIcCF_J-T7RZfF2V__b2s0kecAwUQwT87eeukPSYSEc1-ggXpkvUeaeOns074gYK2IGACIHnzEVXBViQQmJgomKnkAJ/s1600-h/DSC00294.JPG"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 200px; height: 150px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTyUKUuKELjLbwU1V2aa1JcfApm7fxXcCRRyX6eMDtqu38xS57iLIcCF_J-T7RZfF2V__b2s0kecAwUQwT87eeukPSYSEc1-ggXpkvUeaeOns074gYK2IGACIHnzEVXBViQQmJgomKnkAJ/s200/DSC00294.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5386575502392579522" border="0" /></a><span style="font-weight: bold; font-style: italic;font-family:verdana;" >Ella espera por nosotros al final del camino.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Las recomendaciones antes de partir. Las advertencias premonitorias: “No se olviden de ir al baño antes de salir”. Los elementos identificatorios. El plano con el acampante transformado en caminante, señalando los lugares de descanso. Cataratas de pedidos. Caudalosos ríos rebosantes de promesas por cumplir. Agradecimientos tan vastos como un lago en calma. Un buen día para volver a creer.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">El micro que nos traslada al punto de partida. El sol quemando de costado. Las huellas que no quedan marcadas en el asfalto caliente y abrasivo, como si cada paso fuera un volver a comenzar. Los que al principio saltan. Los que prueban caminar de espaldas. Los que empujan el carrito. Los parlantes que aturden con una cumbia pegadiza.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Los puentes y las vías como vasos comunicantes. Las banderas de tu equipo o grupo favorito. El humo de los choripanes. El sándwich de jamón y queso. El de milanesa. El olor a mandarina pegado en mi mano hasta la próxima ducha. La barrita de chocolate para energizarse. Los palitos de la selva. Los sueños compartidos.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">El camino que se bifurca y los desprevenidos de siempre que se pierden. El vaso con caldo caliente. La pava con café. Dos piernas que apuntan al cielo. Un dedo meñique que exige sanación inmediata. Los culos silenciosamente paspados. El inconmensurable amor del que no camina, pero tiende su mano generosa para dar alivio al prójimo.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Un pie después de otro. Un bastón para sostener tanta fe y esfuerzo. Una charla que haga olvidar esas luces inalcanzables. Una palabra de aliento que no nos haga sentir tan solos, sino parte de un todo. Cientos de miles de almas cargando con entereza el peso de sus anhelos y frustraciones. Una guía espiritual que nos cobija con su manto cálido.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Los que ahora caminan para atrás más tiempo que antes. Los que saltaban al principio que ya no saltan más. Los que se enteran que después del primer puente todavía falta el segundo. Un brazo que se transforma en eslabón de una cadena y que ayuda al que se siente débil pero ilusionado. Tan solo seres humanos, despojados de sus actitudes, de sus poses, de sus miserias, necesitando por una vez del otro si ningún atisbo de duda, desconfianza o vergüenza. Y un guía espiritual, un padre de la vida, que contagia con su energía inagotable.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">El contacto con los otros. El contacto con uno mismo. Reencontrase con el otro al final del camino para compartir la experiencia trascendente. Comprobar una vez más que absolutamente todo es posible y que en general depende de nosotros mismos. Llorar vaporosas lágrimas de emoción, porque ya ni siquiera hay energías para fabricar las de siempre. Abrazarse conmovido. Sonreír satisfecho. Sentirse purificado. Empezar a soñar el maravilloso momento del reencuentro con la cama después de haber estado en el mejor spa a cielo abierto del mundo. El único que te ayuda a sanar las heridas del alma.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">El novato, ansioso por capturar tantas imágenes y por sentir en el cuerpo las distintas sensaciones, se acerca tímido a repetir la misma pregunta de todos los años.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">- Profe, ¿llegamos a Luján?</span><br /><span style="font-family:verdana;">- Yo tengo fe que si, ¿y vos?</span><br /><br /><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" ><span style="font-weight: bold;">1990-2009:</span> 20 años caminado como compañero, amigo, hermano, pretendiente, novio, ex-alumno y profesor. Una vida en la ruta haciendo terapia espiritual siempre acompañado por mi familia: el Arturo Gómez.</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-52483738220912939022009-09-20T17:24:00.011-03:002009-09-28T14:53:53.183-03:00Juego de Máscaras<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhubtUmBJcIy_3mzfDs7ymja1V54eyb-gcb7l9uBNqmQbwc8RYpJUc_LKozm79VCZTqW-H7yFTPGjpS5r2EeWDnukAQee3wMHe5mGTSSd8z4IPxJuFRiT9TUYps73tx1ElQyHs_NvfPxpru/s1600-h/mascaras.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 185px; height: 129px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhubtUmBJcIy_3mzfDs7ymja1V54eyb-gcb7l9uBNqmQbwc8RYpJUc_LKozm79VCZTqW-H7yFTPGjpS5r2EeWDnukAQee3wMHe5mGTSSd8z4IPxJuFRiT9TUYps73tx1ElQyHs_NvfPxpru/s200/mascaras.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5383649652725978882" border="0" /></a><meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 11"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--><span lang="ES-TRAD" style="font-family:verdana;">Alzó su copa equilibrando su delgado cuerpo oblicuo. Aquellos tacos ajenos y los vapores del elixir parecían jugarle una mala pasada. Sonrió por todo lo ancho. Su cara no se lo permitía más. Se acercó tambaleante, como una metáfora de su vida toda, a celebrar su presencia. Lo vio tan distinto que lo amó al instante.<o:p></o:p></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family:verdana;">
<br />
<br />Las causalidades la habían llevado a participar de aquello que le parecía un baile de máscaras, donde lo aparente pisoteaba a lo real con desparpajo. Pero él le hizo sentir que podía tirar el mascarón de su barco y navegar de su mano hacia aguas más profundas. Ella lo invitó a compartir su inconmensurable silencio. Y él aceptó, pensando que bastaba con llenarlo de palabras para saciarla.<o:p></o:p></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family:verdana;">
<br />
<br />La distancia los retroalimentó con la intensidad de las cosas que queman. Se sintieron como un incendio forestal imposible de controlar. La cercanía, sin embargo, tuvo el efecto de un bálsamo acuático. Hubo llama pero no fuego descontrolado. Ella se quedó esperando sus miradas, sus abrazos, sus historias; mientras, el volteaba a su lado, en la cama, buscando razones para entender lo que pasaba.<o:p></o:p></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family:verdana;">
<br />
<br />Pronto, ella se empezó a dar cuenta que sus besos ya no la dejaban agitada y en puntas de pie como las primeras veces. Y se sintió morir un poco. Una vez más. Creía que había comenzado a florecer pero el espejo insistía en mostrarle lo marchita que estaba. Ese ser que sentía tan parecido, se transformaba paso a paso en algo ajeno e inalcanzable. A pesar de intentarlo, tuvo que decidirse a abandonar aquel dolor por esa puta certeza de que no era posible.<o:p></o:p></span><span lang="ES-TRAD" style="font-family:verdana;">
<br />
<br />Ausente, perdido en sus devaneos y tribulaciones, él la percibió recién cuando escuchó el crujido de hojas secas y se dio cuenta que su naturaleza estaba muerta. Desesperado, intentó juntar los pedazos desparramados a sus pies, pero faltaban piezas. Quiso detener el tiempo y girar en reversa la gran rueda, pero solo logró quedar atrapado en su propia trampa egocéntrica.<o:p></o:p></span><span style="" lang="ES-TRAD"><span style="font-family:verdana;">
<br />
<br />Ella ahora se peina frente a otro espejo. Su largo cabello negro sigue terminando donde empiezan los suspiros. Suele estar enredado. Pero la vida le ha dado la sapiencia para desenrollar la madeja una y otra vez. Una máscara facial cubre su rostro. Lo nutre, lo deja terso y suave. Se mira al espejo y sonríe por todo lo ancho. Su cara no se lo permite más. Descubre que no todas las máscaras son para despreciar. No solo están las que ocultan sino también las que permiten reinventarse.</span></span> Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-37920784166866894732009-09-11T15:29:00.005-03:002009-09-28T14:55:01.111-03:00El Regreso<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8w96wSswEjEFrJk3i7Qoxysrq3PKBJppFFEyBqWYKqBIngy59oz20oFUNa2XKHl2EuE3aWQfnwj0dPmxpW6NmVi5GhWTHpsp2wUIvj3et2k3qfatLQcdmhyphenhyphenHWqsf7mXL3AAnwsMZZSM3I/s1600-h/GetBack600.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 200px; height: 130px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8w96wSswEjEFrJk3i7Qoxysrq3PKBJppFFEyBqWYKqBIngy59oz20oFUNa2XKHl2EuE3aWQfnwj0dPmxpW6NmVi5GhWTHpsp2wUIvj3et2k3qfatLQcdmhyphenhyphenHWqsf7mXL3AAnwsMZZSM3I/s200/GetBack600.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5380281334582054434" border="0" /></a><meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 11"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--><span style="font-family: verdana;" lang="ES-TRAD">25 de mayo de 2009. El último día que la palabra eligió mostrarse, para desaparecer misteriosamente, en busca de sosiego o vaya uno a saber qué. El escritor acumuló reflexiones, nuevos pensamientos, historias, conversaciones. Pero no se vio motivado a volcarlas en el papel. Vaya uno a saber por qué.<o:p></o:p></span><span style="font-family: verdana;" lang="ES-TRAD">
<br />
<br />Más de tres meses después, me avisa que vuelve, que todavía tiene mucho para decir y para dar. Que el retiro a veces es necesario. Que los nuevos comienzos están precedidos por viejos finales. Que cada historia no es nada más ni nada menos que una parábola de la vida toda y que cada nacimiento termina inexorablemente en la muerte.<o:p></o:p></span><span style="font-family: verdana;" lang="ES-TRAD">
<br />
<br />Lo miro sorprendido por sus sentencias. Tengo la sensación de encontrarme de pronto ante un escéptico. ¿Dónde quedó aquel tipo al que la gente lo interroga cuando no le ve su usual sonrisa dibujada en el rostro? Me hace una mueca cómplice. Me dice que las personas no son ni más ni menos que esencias y que esas esencias nunca cambian. Son como las huellas digitales de la personalidad.</span><span style="font-family: verdana;" lang="ES-TRAD">
<br />
<br />Lo veo disfrutar de sus nuevos espacios, vital, juguetón, inquieto, como sintiendo que esta en camino de realizar una serie de descubrimientos sorprendentes. Me dice que vuelve. Que hay muchas cosas para decir, para compartir. Que sus primeros escritos partieron de una irremediable necesidad de sentirse mimado. Pero que ahora va por más.<o:p></o:p></span><span style="" lang="ES-TRAD">
<br />
<br /><span style="font-family: verdana;">Como forma de despedida me deja un título: “Agradezco a la vida todo lo que me sigue enseñando”. Levanta sus cejas como diciéndome “tomá” y sonríe. Esta de vuelta. ¿Acaso se fue alguna vez?</span><o:p></o:p></span> Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-68829484051123291112009-05-25T18:18:00.011-03:002009-05-25T18:36:42.062-03:00Suburbia<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8sf7lVmfUT4-ffG2wfxSd3QCvvGBBTGzDBr0r6CDaQCGr420AE10M96yxI4RqSCA8ZXuidgRnc8IRFext9mv9Cl4dEJ5hFSszWwGK4SsQXGJYt5MasdCZcCkmdlClyWJWmB8z-05gi-er/s1600-h/tranvia.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 216px; height: 170px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8sf7lVmfUT4-ffG2wfxSd3QCvvGBBTGzDBr0r6CDaQCGr420AE10M96yxI4RqSCA8ZXuidgRnc8IRFext9mv9Cl4dEJ5hFSszWwGK4SsQXGJYt5MasdCZcCkmdlClyWJWmB8z-05gi-er/s200/tranvia.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5339877939310115106" border="0" /></a><span style="font-family:verdana;">“San Juan y Boedo antiguo, y todo el cielo, Pompeya y más allá la inundación”. Sur. Siempre el sur, que vuelve una y otra vez como una letanía. En esa esquina de Ciudad Burbuja espero el transporte que me lleve más allá. Es la ruta del poeta desgarrado que me recuerda como si hiciera falta “todo ha muerto, ya lo sé…”. No sé como hacerle entender, que me siento más vivo que nunca.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />A medida que el colectivo avanza, las calles dejan de ser parejas. El asfalto de la zona parece deteriorarse con mayor facilidad que el de los barrios del norte. El vehículo da cuenta de ello y se sacude como el viejo Samba del Italpark. De pronto, el viaje a Suburbia se convierte en una película retrospectiva con sabor a nuevo comienzo. Juego a soltarme del pasamanos y a dejar que el ritmo de esa caja metálica le ponga musicalidad a mi vida.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />Ciudad Burbuja está separada de Suburbia por un puente detenido en el tiempo como si se tratase de una vieja foto de archivo. Solo admitiendo esta posibilidad podemos entender como se mantiene en pie. Los baches están cubiertos con ruidosos chapones cumpliendo la función de apósitos que buscan cubrir viejas heridas de las que el puente nunca se pudo recuperar. Abajo, el río yerto y nauseabundo no circula y termina de componer la imagen de lo inacabado, de un tiempo que fue indudablemente mejor.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />Cada día miles cruzan hacia uno y otro lado para ir a su trabajo, para visitar a un pariente, para terminar de darle forma a la gran banda nueva, para soñar con un amor. Para el habitante de Ciudad Burbuja trasponer esos límites geográficos se transforma poco menos que en una experiencia trascendente. Soberbio y desconfiado, cree que todo lo que necesita está en el territorio que domina. Piensa que los bordes que rodean a su ciudad amada y prepotente son tierras feroces, donde impera el todo vale, donde la vida cotiza menos que un terrón de azúcar.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />El colectivo cruza el puente en puntas de pie, sigiloso, como si imaginara que aquel conjunto de fierros oxidados fuera un gigante dormido que, si se despertara, se lo fagocitaría de un solo bocado. Al llegar al otro extremo del by pass vehicular, noto como la luminosidad baja en forma ostensible. En ese instante, recordé la respuesta de un vendedor ambulante cuando le hice un reclamo por la poca intensidad que tenía la linterna que me había vendido: “La luz está dentro de tu alma”.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />Las casas son bajas y los edificios abrumadora minoría. Eso permite que uno levante la cabeza y observe el horizonte. El agobio disminuye y la esperanza crece, aún en las situaciones más difíciles. En Suburbia lo real se impone categóricamente sobre lo aparente. Lo que es, es. No se puede disimular la carencia ni la abundancia. De nada sirven las mascaradas. Hay que ser auténtico para sobrevivir.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />El tren es un vaso comunicante imposible de soslayar. Las vías por las que transita son las venas por las que circula la vida de Suburbia. Menospreciado y lastimado por la ineficiencia de los burócratas de turno, resiste como puede el paso del tiempo. Los andenes, repletos de ansias de progreso, devuelven las imágenes de las manos curtidas de albañiles y pintores, los calzados gastados de los caminantes incansables, y esos rostros tan personales, que no admiten ninguna cirugía deformadora.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />El colectivo me deposita en lo que parece ser un centro de los tantos que hay en Suburbia. Por las calles hay menos gente de la que imaginaba. Solo se ve a algunos jóvenes suburbanos que visten como los jóvenes suburbanos de otras latitudes, supongo que como uno de los tantos efectos no deseados de la globalización. Sin embargo, circulo tranquilo con mi vestuario calificado innumerables veces como “clásico”, para mi disgusto, sabiendo que estoy probablemente en un lugar que tiene más que ver conmigo que Ciudad Burbuja.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />Bebo y como opíparamente. Converso. Seduzco. Bailo. Aquella imagen difusa que veía en el medio de mi mayor confusión ahora se vuelve insinuantemente corpórea. En la oscuridad de la noche, sus ojos verdes lo iluminan todo. Parecen tener la intensidad de la que el vendedor ambulante me había hablado.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />Suburbia es el lugar donde todo puede suceder, donde la línea entre lo posible y lo imposible es tan delgada como el peso de mis decepciones.</span><span style="font-family:verdana;"><br /><br />Una vez más, todo parece volver a comenzar.</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-87788529462286448512009-05-15T20:18:00.007-03:002009-05-15T20:32:15.992-03:00Blackie<span style="font-family:verdana;">Finalmente decidí dejarme sorprender. Me harté de la roca interna tratando de contener a aquel río que no dejaba de fluir por mis venas, caudaloso, potente, marcando mi bioritmo, mi cadencia al caminar, siempre impulsándome un poco más allá. Por alguna razón, sentí que era el momento para que sucediera. Y me lancé sin más, sabiendo que empezaba a recorrer un camino incierto pero a la vez correcto.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Hay encuentros que se demoran, que se dilatan, pero que, en definitiva, son inevitables. De alguna forma busqué sin buscar. Debo admitir que, como siempre, las miré a todas: bellas, terriblemente seductoras, apretujándose para que las tengan en cuenta como si se hubieran acostumbrado a una improbable seguidilla de casamientos armados. Lo cierto es que toda mi vida las búsquedas superaron lo estrictamente estético, en pos de un alma. En ese derrotero muchas veces di con profundos abismos y también con intensidades que aún hoy me erizan la piel.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Cuando parecía que nada me iba a sorprender en aquella feria de vanidades, mis ojos se posaron accidentalmente en ella. Ahí estaba, en un rincón, como queriendo pasar desapercibida. Su belleza perfecta, serena, sin dudas me estremeció. Paralizado por el impacto, no me animé a hacer nada. Me fui del lugar sin más, como queriendo evitar la situación, con el pánico de saber que la había encontrado.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Pasé todo el fin de semana pensando en ella. La imaginé una y otra vez entre mis brazos, acariciando con lentitud cada una de sus partes, escuchando la vibración de su cuerpo, observando los sinuosos quiebres de sus curvas. Comencé a comprender que si lograba conectar con ella viviría una experiencia sensorial única, como la que nunca había tenido en mi vida.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">¿Y si caía en manos de un seductor compulsivo que solo quisiera apropiarse de su virtud por un instante para luego dejarla arrumbada en los escondites que gobierna el silencio? Por un momento me ganó la ansiedad de querer apoderarme de ella, de hacerla mía con la prepotencia de quien necesita llenar ciertos vacíos del alma. Más sereno, comprendí que si la comunión que se había generado en nuestro encuentro era verdadera, ella estaría allí esperando por mí, diligente, expectante, al borde de un espasmo. En definitiva, no buscaba un contrato de propiedad sino comenzar a escribir una sentida canción de libertad.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Aquel lunes, salí del trabajo buscando el encuentro. El corazón acelerado, la respiración entrecortada, los pasos cortos pero veloces. La angustia de que quizás ya no estuviera más. Los reproches por la decisión demorada. La adrenalina de saber que en esta vida absolutamente todo es posible.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Así comencé una carrera de obstáculos. Semáforos en rojo. Autos escapando en busca de sosiego. Oficinistas poblando las calles como si Dios hubiera pateado un hormiguero. Colectivos colmados de ansiedad. El permanente escape hacia ninguna parte. Cruces, cruces y más cruces. En cada esquina una bifurcación, una posibilidad de que todo cambie, de que alguien se calle algo que iba a decir, de que alguien deje para otro momento lo que tenía pensado hacer.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Ese era mi momento, mi minuto. El miedo ya no causaba su habitual efecto anestesiador y mis movimientos en aquel tablero de ajedrez eran como los de un peón: mínimos, precisos y siempre hacia delante. Estaba decidido.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Mi entrada a aquel lugar fue por demás cinematográfica. Abrí la puerta con firmeza llevando en mi rostro el gesto dramático de las situaciones culmines. Solté la “cierra sola” y avancé los pasos necesarios para poder tenerla dentro de mi campo visual. Casualidad o no, ahí estaba.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">La tomé con firmeza y la invité a que me acompañara. De inmediato supe que me había estado esperando y que ya nada nos separaría. Salimos juntos en busca de las caóticas calles de mi amada ciudad sabiendo que a partir de ese instante comenzaríamos juntos a escribir una nueva historia. Mientras la llevaba, me sentí pleno y feliz por haber concretado finalmente aquella pequeña gran travesura.</span><br /><br /><div style="text-align: center; font-weight: bold;"><span style="font-size:130%;"><a href="http://picasaweb.google.com/lh/photo/_QxHVnE-EMkjqbXY3hsV8g?authkey=Gv1sRgCJzsv_zD5ICelgE&feat=directlink"><span style="font-family:verdana;">Conocé a Blackie</span></a></span></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-66952230992712570872009-04-22T00:19:00.006-03:002009-04-22T00:35:36.425-03:00Reflexiones sobre el Pochoclo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCqDHWcuXUjSGa83cjpn50fKfI96VL2t8euquYHrR-dVFI4TusvR_Sd0IhHg0ySwwgZTvlP_RxvcyanT_mj2lknAEpX6E28izQDubHbNhFC4DiV4l1wPqnb_dDsPfed5MijrJQWnFf0Iui/s1600-h/0805_hoyts.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 212px; height: 150px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCqDHWcuXUjSGa83cjpn50fKfI96VL2t8euquYHrR-dVFI4TusvR_Sd0IhHg0ySwwgZTvlP_RxvcyanT_mj2lknAEpX6E28izQDubHbNhFC4DiV4l1wPqnb_dDsPfed5MijrJQWnFf0Iui/s200/0805_hoyts.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327350987752187906" border="0" /></a><span style="font-family:verdana;">¿Corresponde ver una película francesa comiendo un pote repleto de pochoclo?</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">¿Tiene algún sentido esta pregunta? Seguramente no, pero es el tipo de interrogantes en los que suelo perder el tiempo. Me puedo imaginar sumergido en una bañadera llena de maíz inflado viendo <span style="font-weight: bold;">Terminator</span> o <span style="font-weight: bold;">Duro de Matar</span>. Pero, ¿cine europeo?</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Atormentado por este dilema llegué al Abasto para ver la película <span style="font-weight: bold;">Entre los muros</span> <span style="font-style: italic;">(Entre les murs)</span> del director francés Laurent Cantent, autor entre otros del aclamado film <span style="font-weight: bold;">Recursos Humanos</span> <span style="font-style: italic;">(Ressources Humaines)</span>.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Las salas que se encuentran en el shopping corresponden a la cadena Hoyts, que es algo así como el paraíso para los amantes de las palomitas de maíz. Basta subir al primer piso para darse de bruces con una interminable oferta de precios, tamaños y sabores. Si uno evita la tentación y sigue viaje hacia el segundo piso, todavía queda todo un mostrador al que resistirse.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Ubicado en mi butaca de la cuarta fila me preocupé por ver si el resto de los mortales compartía mis pensamientos. Bastaron minutos para observar a emocionados espectadores haciendo equilibrio con sus manos llenas de calorías. Y tan solo segundos, para escuchar como las mandíbulas comenzaban a fagocitárselo todo. El crujido es sonoro, y debo admitirlo, tentador. Si uno presta atención puede diferenciar el ruido de un <span style="font-style: italic;">cheetos</span> del de una papa frita, y hasta el de un pochoclo dulce de uno salado.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Tratando de agudizar más aún mi oído, me ví sorprendido por el comienzo de los avances. Entre las prometedoras imágenes de los próximos estrenos hizo su aparición uno de mis más grandes enemigos de todos los tiempos. Un ser petulante, indigno y dueño de un carisma prefabricado: Pochoclín.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">El tipo ahora maneja un plato volador y le indica a los espectadores que deben hacer durante las próximas dos horas de su vida. Lo hace todo con una sonrisa sobradora, de quién se piensa superior al resto. Pero quién te crees que sos Pochoclín!!! En más de un momento tuve ganas de saltar de mi butaca indignado, pero me recordé una y otra vez que no era más que una caja de cartón con el cerebro lleno de maíz inflado.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Mi encono con este sujeto viene de varios años atrás, cuando compartía cartel con la señorita Pepsi a la cuál sedujo con sus artilugios de dibujo animado. Pochoclín nunca me pareció un tipo potable para ella. Pero le vendió su esencia almibarada y así le fue consumiendo una a una sus burbujas hasta dejarla sin su seductora efervescencia. Pepsi, aquella belleza de labios rojos y carnosos, perdió su gracia y razón de ser. Se puso sosa y se fue derrumbando hasta desaparecer de los lugares que solía frecuentar. Eso bastó para que se ganara mi ternura y cariño. Hoy no sé nada de ella.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Cuántos paralelismos con la vida real!!! Y después de eso vino la peli, y más recuerdos, sobre todo de mi inolvidable experiencia como docente. Parece que en todo el mundo pasan las mismas cosas. Parece que somos varios los que queremos seguir brindándonos a pleno por el prójimo. Entonces los proyectos reverdecen una vez más porque están en el camino correcto. A pesar de las demoras y de las torpezas, hay algo intangible que me une a la docencia. Y el cine tiene mucho que ver en eso.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Saliendo del complejo, me crucé con un pote de pochoclos prolijamente acomodado en el suelo. Desde el envase, Pochoclín me observaba socarronamente. Decidí pasarlo por alto, como quién ignora a aquellos seres sin sentido ni substancia que a veces nos rodean. Pero como si se hubiera producido un pase mágico, recordé la sonrisa pícara de ella. Y no pude evitar sonreír, una vez más.</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-17897912540004185652009-04-17T20:56:00.011-03:002009-04-19T21:46:55.465-03:00Reunión de Consorcio<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeRFLymi7EBJ66PPusyss2ERlfWZx4mSvOHR-Erik3AzYWcCdDYPFIHo8TYPHZetZYU6czoD5I-dMbQuUwxsHhlbm6VQn7I1Np79NIYFXE_AbkTH46OXWD_R0ut6AlVJqRCsqg2gnIwQv1/s1600-h/foto7.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 200px; height: 150px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeRFLymi7EBJ66PPusyss2ERlfWZx4mSvOHR-Erik3AzYWcCdDYPFIHo8TYPHZetZYU6czoD5I-dMbQuUwxsHhlbm6VQn7I1Np79NIYFXE_AbkTH46OXWD_R0ut6AlVJqRCsqg2gnIwQv1/s200/foto7.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326568272898060354" border="0" /></a><span style=";font-family:verdana;font-size:100%;" lang="ES-AR"><span>Sin pensarlo mucho, desande las cuadras que separan mi casa, la de toda la vida, de mi casa, la nueva, la que está en el proceso de refacciones más largo que la historia de la construcción recuerde. A todos nos llega. A veces solos, a veces acompañados. Busco membresía en el club de hombres independientes y por fin abandono la casita de los viejos, en busca de nuevos horizontes.<br /><o:p></o:p></span></span><span style=";font-family:verdana;font-size:100%;" lang="ES-AR"><br />El nuevo destino es cerca de casita, la de siempre. No vaya a ser que la lejanía me haga morir de inanición. Además, en Canal 13 dicen que estar cerca es bueno. Nunca me llevé con el Grupo Clarín pero esta vez les hice caso. Son cinco cuadras, que me alejan un poco más de Caballito y me sumergen en el Boedo profundo, el de los poetas desgarrados por mujeres que los abandonan, el de las chicas con sus rulos ochentosos, el de los transas tomando por asalto las calles durante las noches.<o:p></o:p></span><span style=";font-family:verdana;font-size:100%;" lang="ES-AR"><br /><br />Caminando por las veredas arboladas de Carlos Calvo, me di cuenta que soy tan Boedo que estremece. Me reconozco en esa melancolía tanguera y en los bares que invitan a las reflexiones profundas y apasionadas. Ahora me acerco más a la neurálgica San Juan y Boedo, corazón de ese barrio que detenido en el tiempo se reinventa permanentemente.<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />En el palier del edificio me esperaba un grupo de seres desconocidos, compañeros futuros de viajes en ascensor, donde el tema del clima se repetirá incansablemente. Me recibieron entre curiosos y expectantes. “Soy el hijo de Foppoli”, dije sin más demora, “voy a vivir en el 5to. C”. Me sentí bienvenido. El Administrador se sacó las ganas de preguntar por mi madre. Resultó que la conocía de su época de supervisora. El trabajaba en una cooperadora escolar. Y si, el mundo es pequeño. A veces más de lo que nos gustaría.<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />El personaje central de esta historia llegó sobre el final, como corresponde. La del 4to C bajó del ascensor del fondo, decidida y con carpeta en mano. Bien aferrada a su pecho, como para que las verdades allí contenidas no cayeran en manos indeseables. “¿Vos quien sos?”, me preguntó amable. Puse el cassette de la presentación anterior y pronto comprendí que viviría exactamente arriba de ella. ¿Era este el fin de mi sueño de convertirme en estrella del malambo norteño?</span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />Al verla tan encendida en el comienzo de sus intercambios con el Administrador se empezaron a hacer añicos mis fantasías sobre mujeres desnudas corriendo del living a la cama y mis prácticas con una distorsionada e implorante Fender Stratocaster. Para darle plafón y curso a ese y otro tipo de excesos, seguramente tendría que comenzar a trabajar en su sensibilidad materna y en cierto morbo edípico, regalándole amplias y hermosas sonrisas cómplices. Todavía no son tiempos para excentricidades propias de un rockstar. Todavía no me mudé.<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />El orden del día, indicaba que el único tema a tratar era el arreglo completo de caños del edificio. Dos presupuestos combatían ferozmente por quedarse con el magro botín. Uno pertenecía a quien había comenzado el trabajo y lo había dejado a medio terminar en el mes de octubre, cuando un vendabal de críticas y oposiciones pararon las obras por tiempo indeterminado. El otro, se acercaba en valores, pero correspondía a un sujeto del que no se conocían mayores antecedentes. ¿Malo conocido o bueno por conocer? Esa era la cruel disyuntiva.<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />En ningún momento hubo agresiones verbales pero si un irritante y elevado tono de voz durante el debate, como cuando a uno lo llaman de otro país y grita porque piensa que el interlocutor está lejos y esa es la única forma de que nos escuche bien. Se escucharon sentencias tales como “eso es una falacia”, “los escombros que quedaron en la terraza son un foco de infección del dengue”, “se cansaron de meter palos en la rueda”, y “háganse cargo de la decisión que están tomando”.<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />Ésta última perteneció a mi amiga del 4to C, instantes después de haber perdido catastróficamente la votación por <st1:metricconverter productid="7 a" st="on">7 a</st1:metricconverter> 2. Ganó malo conocido y eso generó el inolvidable momento de ver a mi vecina subiendo al ascensor furiosa para bajar nuevamente al minuto, pedir permiso para decir algo, tratar de votar nuevamente y retirarse ya vencida no sin antes aventurar catastróficas profecías al más puro estilo Lilita Carrió. Siguiendo la vieja tradición argentina en conflictos bélicos me abstuve de apoyar a alguna de las dos posturas. Pero confieso que hubiera preferido a bueno por conocer.<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />¿Resuelto? el tema en cuestión, los propietarios comenzaron a retirarse a sus aposentos. Los pocos que nos quedamos departimos sobre otras cuestiones como el cambio de cerradura de la puerta de entrada o pintar el edificio. Allí se habló de llaves mágicas que todo lo hacían, con poderosos imanes y registro de a que hora salía cada inquilino, para poder encorsetar a los que dejaban la puerta abierta por descuido o como modus operandi para no tener que bajar en reiteradas ocasiones a recibir a las visitas. Nos estábamos yendo cuando el Administrador se percató que no habíamos arreglado de qué forma se iba a pagar el arreglo de la polémica. ¿Quieren que les cuente el cuento de la buena pipa?<o:p></o:p></span><span lang="ES-AR" style="font-family:verdana;"><br /><br />Como en los clásicos relatos circulares, aquello que parece el fin de una historia quizás no sea nada más ni nada menos que el mismísimo comienzo. Vociferantes, apasionados, por momentos ridículos pero nunca exentos de ternura. Esos son mis nuevos vecinos. Tan humanos, tan reales, tan imperfectos, que ya los estoy queriendo.</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2257261557212874133.post-48096835822184479782009-04-09T12:35:00.015-03:002009-04-19T21:24:56.406-03:00Puntapié Inicial<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNcGVElXow1hi8BTF6mVSK0wZlrQvwPYRnDU4ECczmNN_cqWL3_QLhtYQEy5cPpbO1haHjHjSuSqfPU2Vh19jfWUmKtEwOX9zKvZvBWGgTiqvbPwSq6O18zr-vBUVD2aenYsRhBpu0N7E-/s1600-h/Imagen.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 150px; height: 207px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNcGVElXow1hi8BTF6mVSK0wZlrQvwPYRnDU4ECczmNN_cqWL3_QLhtYQEy5cPpbO1haHjHjSuSqfPU2Vh19jfWUmKtEwOX9zKvZvBWGgTiqvbPwSq6O18zr-vBUVD2aenYsRhBpu0N7E-/s200/Imagen.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5322774473968731618" border="0" /></a><span style="font-family:verdana;">Estuve a punto de empezar este blog mil veces. Primero iba a ser estrictamente periodístico. Ninguneado en los medios, era una buena manera de despuntar el vicio, de vomitar algunas reflexiones sobre la realidad que nos toca vivir. Y estuve a punto de lanzar mi verba transformada en palabra escrita con la famosa crisis entre el Gobierno y el Campo. Había tanto para decir… y estaba todo tan dicho, que el blog nunca arrancó. Pero les juro que estuve a un pasito nomás.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">¿Qué pasó ahora para que finalmente arrancara? ¿Estoy impactado por las “ganas” de Obama de conocer a Cristina? ¿O necesito entender la metamorfosis del Peronismo, varias veces más conmovedora que la de Kafka? ¿Es el Ogro Fabbiani el nuevo ídolo de River? ¿Riquelme tiene que estar en la Selección o es un pecho frío?</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">No son los grandes temas nacionales los que me urgen. Señoras y señores, una mina me acaba de pegar una memorable patada en el culo dejándome en un estado que la ciencia tranquilamente podría denominar </span><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >“sensibilidad extremis”</span><span style="font-family:verdana;">. Acá estoy, recién caído de mi propio pedestal, con la montura de mi caballo negro de sombrero, mirando para todos lados, tratando de encontrar el rumbo.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Resulta paradójico, como los peores sentimientos de una persona, pueden ayudar a derribar un muro prolijamente construído a lo largo de los años, ideado como defensa para los ataques del desamor y la desilusión. Esos ejércitos jamás me volverían a vencer, no bailarían más un malambo </span><span style="font-style: italic;font-family:verdana;" >new wave</span><span style="font-family:verdana;"> sobre mi frágil humanidad. Así fue como me convertí en un tipo fuerte, que todo lo podía. Eso hasta que un viento proveniente del sur azotó mi fortaleza y dejó al descubierto las miserias que se escondían tras esas paredes.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Ahora los ladrillos caen a mí alrededor sin solución de continuidad, en cámara lenta, como si se tratase de un diabólico Lego de ensueño. Sin embargo, me mantengo de pie, desnudo y desprotegido, pero digno. A lo lejos, comienzo a divisar una figura difusa que se aproxima.</span><br /><br /><span style="font-family:verdana;">¿Será que la vida me ha dejado calibrado para el amor de verdad?</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06154750080917345395noreply@blogger.com1